sábado, 12 de diciembre de 2009

Fe, la clave de Maljut



Todas las relaciones se basan en la fe. Padres e hijos, marido y mujer, amigos, vecinos y comunidades enteras deben tener alguna base de confianza antes de comprometerse el uno con el otro. Una vez que comprendemos cuán integral es la fe en nuestras vidas, podemos comenzar a desarrollarla y a cultivarla (ver Likutey Halajot, Guiluaj 4:2-3).

La honestidad es otro requisito para la fe. Hablando de manera Kabalista, Tiferet (la verdad y la honestidad) es la columna central que combina las energías opuestas de los lados derecho e izquierdo (ver Parte III, capítulo 4). Lo mismo es verdad con respecto a Iesod. Todas estas energías combinadas se filtran hacia Maljut. El Rebe Najmán explica que de esta manera, la transferencia de la verdad, de la honestidad y de la integridad se traduce en la necesidad de ser honestos en nuestra fe sin adornar nuestras percepciones, y asegurarnos que nuestras creencias se encuentran en áreas que son verdaderas y honestas (Likutey Moharán I, 7:2-3). No ayuda en absoluto a nuestra fe el aplicarla en falsas esperanzas o en metas que no son verdaderas. Por otro lado, ser honestos sobre nuestras capacidades y objetivos puede elevar nuestra fe hacia grandes niveles.

El Rebe Najmán le daba mucha importancia a la fe en los Tzadikim. Podemos fácilmente comprender esto, porque Maljut (la fe) es la "pareja" de Iesod (el Tzadik). Dice el Rebe Najmán: "Hemos recibido la Torá a través de Moshé, nuestro maestro, y ella nos ha sido transmitida, generación tras generación, por intermedio de numerosos Tzadikim, plenos de temor y respeto (ver Avot 1:1). No cabe duda alguna sobre su integridad y en ellos se puede confiar sin dudar. Todo lo que uno debe hacer es seguir sus huellas, creer en Dios con simplicidad e inocencia y guardar los mandamientos de la Torá tal como nos ha sido enseñada por nuestros santos antepasados" (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #32).

Toda fe debe estar unida con la fe en Dios, no sea que comencemos a pensar en nosotros mismos como seres todopoderosos en control de nuestros propios destinos.

Podemos creer en Dios como la Causa Primordial de todo. Pero en la práctica, ponemos nuestra confianza en los medios. Por ejemplo, creemos que nuestro sustento depende totalmente de nuestras actividades comerciales y de la energía que ponemos en ellas como si, sin ello, Dios no tuviera ningún otro medio de proveernos el sustento. En efecto, creemos que nuestras actividades comerciales son la fuente de nuestro sustento y no sólo un factor intermediario.

O podemos creer que es la medicina la que produce la cura; como si, sin ello, Dios no tuviese otros medios de enviar curación. Una vez que creemos esto, comenzamos inevitablemente a preocuparnos por los medios - buscando el medicamento correcto, ocupando todo nuestro tiempo en el trabajo y demás - olvidando de volvernos hacia Dios, la Fuente de todas las cosas y la Causa Primordial. Es verdad que debemos ocuparnos de los medios. Pero no debemos cometer el error de confundir los medios con la Causa Primordial y poner nuestra fe en el intermediario. Sólo debemos tener fe en Dios (Likutey Moharán I, 62:6).

Es interesante notar que la fe refleja autoridad, dado que tenemos la "autoridad" de decidir cómo dirigir nuestros sentimientos y emociones hacia Dios y dejar que se manifiesten a través de la fe. Pero, ¿qué debemos hacer cuando nos sentimos perdidos o confusos, o cuando nuestra autoridad no parecer actuar? Responde el Rebe: "Puedes tener muchas preguntas y dudas. Pero cuando tu corazón gime, ello muestra que aún tienes la ardiente chispa de la fe... Este gemir puede elevar y fortalecer tu fe hasta que todas las dificultades se desvanezcan" (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #146).

Si las cosas se ponen realmente difíciles, recuerda esta enseñanza: "Si tienes dudas sobre tu fe en Dios, debes decir en voz alta, ´Creo con una fe perfecta que Dios es Uno, primero, último y eterno´" (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #142). Cuanto más expreses tu fe, más la estarás construyendo, como en (Salmos 89:2), "Haré conocer Tu fe con mi boca". Utilizando la boca (Maljut) para proclamar el Maljut de Dios fortalecemos ese ámbito y despertamos la autoridad latente necesaria para superar todas las preguntas y desafíos a la fe.

Por Jaim Kramer con Itzjak Bell