domingo, 26 de abril de 2009

Tierra Santa





Levanto los ojos a ti
que habitas en el cielo.
Como los ojos de los esclavos
pendientes de la mano de su amo,
como los ojos de la esclava
pendientes de la mano de su ama,
así nuestros ojos
del Señor nuestro Dios
hasta que se apiade de nosotros.
¡Piedad, Señor, ten piedad!
que estamos hartos
de desprecios,
nos sentimos hartos
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Salmos 123(122)